23.11.10

La tarde del sábado en la Escuela Chrisgaia(Alicante)

Con tres focos bien orientados todo el grupo(unos 20) pudimos proyectar la sombra física en la pared de la sala rectangular, y orientados por la voz de Miyo cada uno de nosotros entabló un diálogo silencioso con su sombra.
Estoy enfrente de la mía y observo que está enfadada, no conmigo, está enfadada con algunas frustraciones que me han ocurrido en las semanas anteriores y el color oscuro de mi sombra tiene un semblante serio, estoy frustrada, me dice mi sombra, tú no estás consiguiendo el placer cotidiano que requiere tu vida y yo me estoy cargando de frustración, en exceso, así que tú reflexiona y revisa cómo estás gestionando tu placer existencial, la alegría de vivir en la cotidianidad, cómo estás cuidando la ligereza en cada instante de la vida, y qué estás haciendo para que yo me cargue con esta pesada frustración...
Ahora mi sombra adquiere un tono rabioso en su voz y me pregunta ¿donde estás poniendo tu placer?... y de pronto me sobreviene una tristeza en el pecho... como si yo no supiera cuidarme a mi y cuidar a mi necesidad, y estuviera colocando mi poder fuera de mi... ya sé, le respondo, a qué te refieres... he puesto mi placer en algo lejano, difícil de conseguir, he hipotecado parte de mi alegría cotidiana para un suceso futuro, el encuentro con una persona, que en mi fantasía me iba a proporcionar una felicidad inmensa... pero eso es algo que no existe aqui y ahora, y me hace tener que esperar para sentir placer, alegría, vitalidad... yo no quiero estar a la espera para vivir la alegría, el placer de estar vivo, me grita mi sombra a la cara, y me has hecho esperar para nada, porque al final no ha llegado nada que tu habías imaginado, no ha habido felicidad, placer.. solo espera y frustración... me dice mi sombra.
Recojo el diálogo que he mantenido con esta parte de mi, las sensaciones, la emoción que se ha movido en mi cuerpo, el sabor que me queda de esta comunicación...
Ahora salimos todo el grupo al exterior de la sala, vamos a recoger hierbas o flores, una piedra, una rama de árbol, así nos movemos por el campo hasta que reunimos todos los elementos y regresamos a la sala.
Empezamos un nuevo trabajo... estoy tumbada en mi sitio y coloco la piedra en mi plexo solar, su textura áspera en contacto con mi piel me saluda, la frialdad me calma el estómago, y su peso concentra mi atención en su presencia. Ahora me convierto en piedra, y siento mi cuerpo de roca confiado en una existencia sin tiempo, donde no tengo expectativas sobre nada, sólo soy, aquí y ahora, y no consigo saber si soy la arena del desierto o soy una montaña rocosa con cuevas subterraneas.
Cambio de elemento y coloco en mi plexo la florecilla. Al momento me entrego a una visión del campo en primavera, y olores frescos de flores, soy  una flor flexible que se abandona a la caricia del viento y recibe abundancia de placer vital con sólo estar receptiva al entorno más cercano. Me sobreviene un sabor de satisfacción.
Coloco la rama del árbol en el plexo, y al momento percibo el resto del árbol, el tronco, las raices en la tierra, la presencia poderosa de este ser. Y me convierto en árbol, sin moverme todas mis necesidades son atendidas por la vida, el viento me trae mensajes de otros lugares y saca a mi espíritu a volar, la tierra me sostiene y me nutre, y algunos animales acarician mis ramas, o mi tronco, vibro de felicidad en el instante.
Tomo aire profundamente y me preparo para el siguiente trabajo de la larga tarde y noche. Ahora entraremos en una recapitulacion con la respiración.
Al momento siento un poco de rechazo físico por esta práctica que requiere una hiperventilación que muchas veces se convierte en mareo, y náusea.
Así que proclamo en silencio y con contundencia que no quiero esperar para sentir placer, para gozar con mi cuerpo y todas las percepciones de vitalidad que reciben sus sentidos internos y externos.
Tengo miedo de la frustración, como me dijo mi sombra un rato antes, y me comprometo con la sensibilidad del aquí y ahora y cada regalo pequeño o grande que la existencia me proporcione.
Asi que empezamos a tomar aire sin exagerar con las rodillas levantadas y las manos hacia atrás apoyadas en el suelo sosteniendo la espalda, el cuello y cabeza girando con cada inspiracion, y expulsando hacia abajo. Este movimiento empieza a marearme y recuerdo mi propósito de conquistar el gozo de estar viva y estar respirando. Mi pelvis se expande y se contrae al ritmo del aliento, y mi pecho empieza a expandirse, cuando expulso el aire expreso un sonido que relaja mis costillas y mi emoción, como un jadeo o como un suspiro, a veces me viene un bostezo como si cayera hacia dentro en un trance más y más profundo.
No siento dolor, mi pecho sostiene el aliento expandido y todas mis células despiertan, y se avivan, empiezo a subir, a traspasar los límites físicos, y adoptamos otra postura, ahora tumbados, la cabeza gira de izquierda a derecha, y el sacro se vascula hacia dentro y fuera, y empiezo a recibir mucha alegría, me emociona la gratitud que siento ahora, mi sombra me ayuda a comprender que no tengo que esperar nunca para sentir alegria o placer, éxtasis, porque todo eso está aquí y ahora y en este sitio no se requiere esperar, se necesita estar, y ser, el aliento me limpia el alma, mi pecho se expande sin límite, en instantes de apnea, detenida la respiración, soy puro sentimiento de gozo, y sigo viva, muy despierta, y esta toda esa abundancia de dicha, y alegria dentro de mi, conmigo, cerca de mi corazón.
Pido perdón a mi sombra por obligarla a esperar algo que existe en cantidades ingentes en el presente para mi y ponerlo fuera de mi en la locura de mi fantasía... ahora atreviesan imágenes de mi vida en la pantalla de mi visión interna y empiezo a devolver todo lo que no es mío y a recoger lo que sí es verdaderamente mío, aún expreso mis emociones, y ahora brota un llanto de mis ojos, ahora un gruñido o un grito desde el plexo y poco a poco restauro el equilibrio en mi arquitectura psíquica y suelto todo aquello que ya no me sirve, también tomo una decisión importante para mi con una claridad contundente y una fuerza desde lo hondo de las tripas, no tengo que esperar para sentir gozo, no quiero caer en la trampa de mi fantasía golosa que pone en la mente y en el futuro el éxtasis cuando el gozo es abundante en el instante presente y sólo se requiere estar aquí y ahora para recibirlo, no hay que luchar, no hay que merecer, no hay que hacer méritos para conseguirlo, sólo hay que estar presente y recibir.
Cuando terminamos el trabajo en grupo cada uno a su ritmo miro el reloj y son las doce y media de la noche... ahora está lista para todos una deliciosa cena a la que acudo rápidamente y que quiero recibir con mucho gusto y con todos mis sentidos preparados para el gozo del presente.