21.10.10

La danza de la serpiente

Recapitular en grupo tiene sus ventajas, a veces las emociones cuando emergen con una fuerza arrasadora es más fácil sostenerlas con compañía, sobre todo con compañía consciente o en el mismo proceso que tú, la sinergia del grupo ayuda a entrar más en el fondo del cuarto de los trastos, donde el olor a veces resulta dificil de asimilar y hay que respirar mucho para que el aire limpie y desate los nudos antiguos con su torrente de vida. La vida siempre tirando hacia delante y la consciencia posibilitando la intregración y el orden del caos de emociones, pensamientos, juicios, creencias, vivencias rechazadas... 
-Contigo somos trece -me dijo el chamán del grupo cuando me vio subir la escalera exterior y llegar a dónde él se encontraba -¿quieres entrar?

Yo estaba allí para prestarles la casa, en ningún momento me había planteado entrar en la toma de la Medicina pero de pronto, un número, el trece me empujaba y la sonrisa del chamán me invitaba amorosamente a unirme al grupo y entregarme a mi proceso interior de recapitulación  de la mano sabia de la abuela Ayahuasca...

El atardecer tardó su tiempo en llegar, suficiente para tranquilizarnos, relajarnos, incluso dormir un poco frente al fuego de la chimenea. Y la ceremonia se inició con el sonido del tambor que paraba la mente y despertaba el poder del vientre quien iba a ser el protagonista de una  larga noche.
El sabor amargo de la planta se mezclaba con el dulzor de la miel que la contenía y el trago resultaba agradable para la saliva.
El propósito poderoso de mirar dentro de uno era el mayor de los detonantes para iniciar el proceso de búsqueda interna, la planta el aliado del mundo vegetal que despertaba la consciencia por encima de los niveles cotidianos y avivaba los sentidos sutiles, abría la visión al mundo de la energía en fractales de colores y geometría sagrada.

Estoy aquí en un círculo humano con un intento común de sanación, he confiado en el chamán que dirige esta sesión, mi confianza es la llave de mi entrega a este proceso, he admitido determinada disciplina de grupo, como estar sentados la mayor del tiempo, no salir del círculo a no ser para ir un momento al baño o refrescarme, siempre atendiendo al sonido del tambor o la flauta, de la canción que brote de nuestro guía, y volver a la ceremonia lo antes posible con la voluntad de estar presente en todo mi movimiento interior, respirando cada emoción que se dispare y pidiendo comprensión e integración... de la manera más amorosa posible.
Las mismas normas de grupo que he aceptado con tranquilidad en mi estado de consciencia cotidiano ahora cuando la serpiente empieza a danzar por mi fluido orgánico, se me presentan como órdenes que me cuesta cumplir...
Mi sombra empieza a mostrarse tal y cómo ella es, aquí estoy yo, me dice, y no quiero obedecer, soy rebelde, así soy...rebelde, muy rebelde...
Esta rebeldía ahora no son palabras de una conversación subida de tono, es una gran incomodidad física de permanecer en mi sitio, y me resisto a escuchar la canción que dibuja el chamán con su voz en la oscuridad de la sala... yo tengo mi propia voz, no quiero seguir a nadie... mi respiración se acelera como intentando asimilar una indigestión, mi movimiento automático es la rebeldía, romper las normas, salir corriendo de allí, escapar de una cárcel, de un grupo que me retiene, de un jefe que quiere apropiarse de mi poder, y mi cuerpo se sacude en el sitio que yo he aceptado tomar, todos mis órganos internos palpitan provocando una revuelto físico que mis pulmones sostienen con el aliento acelerado...
¿No quiero confiar en este grupo, esta ceremonia que creamos todos esta noche? Confiar es una experiencia peligrosa para mi ego, y hay una parte de mi muy identificada con mi ego, tengo miedo de mi confianza, de mi entrega, podrían abusar de mi, me susurra una voz en mi cabeza, si colaboras estás obedeciendo a otro que es quien manda, me grita una voz en mi cabeza, y mi cuerpo se prepara para la defensa, para enfrentar un peligro de abuso de poder, esto empuja a mi corazón a latir con fuerza y el aliento atrapa bocanadas de aire para sostener este caos interior de resistencia a algo muy peligroso para la entraña de mi carácter.
La sensatez me ilumina parcialmente y consigo asentarme un segundo... quiero entregarme a esta experiencia el tiempo que dure. Proclamo mi voluntad de confiar en la planta, en el grupo, en el guía y en la experiencia... aún así la emoción de la desconfianza y la rebeldía me arrasa desde la punta de los pies hasta la cabeza y más allá... ¿tan peligroso es la confianza para mi?... recibo una respuesta en forma de vivencia, aquí no existen los razonamientos mentales, la confianza para mi es morir ahora mismo, el extremo de la desconfianza se me presenta como la posibilidad de morir en este momento, allí en la sala oscura con el sonido del tambor a lo lejos, confiar es morir, entregarse es fundirse con todo, también es desaparecer, convertirse en nada, diluirse en la experiencia...
El grupo en forma de círculo me ayuda a sostener tanta revolución interior, y tomo aire con desesperación, con la consciencia acrecentada veo cada minúsculo pensamiento que aparece en mi mente, percibo cada emoción que está presente en mi, y la muerte me está esperando... ahora ya no soy rebelde, ahora me doy cuenta de que tengo miedo... y lo pronuncio como una confesión humilde del lugar en el que me encuentro verdaderamente... tengo miedo, me digo a mi misma, tengo miedo, lo siento, es así, tengo miedo de la entrega, de la confianza, me parece que fuera a morirme si confío, si me entrego, que voy a perder mi posición, que me voy a disolver en el grupo y voy a dejar de ser alguien destacada, voy a perder mi importancia personal, y voy a descuidar mi defensa.
Cuando admito que tengo miedo y me entrego a mis limitaciones en este momento puedo hablarme a mi misma... yo cuidaré de ti, me digo, y me acaricio todo el cuerpo, yo cuidaré de ti, no te dejaré sola, estoy contigo, a tu lado y te apoyo, sé fuerte, no tengas miedo, yo te apoyo...
Ahora me estoy sosteniendo a mi misma, me he escuchado, me he comprendido, y mi estado empieza a cambiar... yo no soy la niña rebelde que hay en mi, puedo separarme de ella, y darme cuenta cómo ella me domina muchas veces...
Comienza un poceso largo de recapitulación para mi... la niña rebelde en mi vida, desde cuándo, cómo surgió, qué me hace en mi vida cotidiana... no tengo hijos, pero convivo con una niña rebelde que sabotea mis planes, que dice que no con contundencia cuando hay algo incómodo y que no le gusta, que no quiere trabajar porque le resulta aburrido  y pesado... en mi recorrido interno me encuentro con mi abuela, que tuvo que soportar a la niña rebelde en pie de guerra... siento culpa, me avergüenzo, pido perdón, lloro y mi abuela me abraza desde el lugar donde ella está ahora y recibo un amor precioso que me reconforta...
Me encuentro con mi padre, de quien imité el carácter rebelde por puro amor a él, y me rio con él, de la tontería que es rebelarse en automático, al final contra quien actúo es contra mi misma y me convierto en mi propia enemiga...
Me encuentro con la niña que yo fui y lloro abrazada a ella, le doy todo mi amor y la saco de la cárcel de la rebeldía donde estaba presa... mi niña, le digo, te quiero mi niña...
La ayahuasca me da un diploma "experta en sabotaje", y esto me hace reir... ahora me dice... ya tienes tu diploma, ¡eres experta!, lo conseguiste, ahora olvídate de lo aprendido y empieza algo nuevo para ti... coopera, colabora, entrega tu trabajo al grupo... es tu tiempo de cooperación...
En la larga noche surgen más episodios... y aparecen regalos inesperados... conversaciones pendientes con personas queridas... el dios del fuego con su rostro bello y joven frente a mi ayudándome a la confianza...
El grupo ha sido en esta ceremonia un flotador en el océano de la locura y la sombra, una brújula donde regresar a la orientación y tomar aliento... las emociones que están guardadas en nuestro subconsciente suelen ser torrentes arrasadores que es mejor soportar acompañados, con un propósito claro y contudente de permanecer presentes a pesar de la dificultad, a pesar de que parecer que morimos o enloquecemos para siempre.
Ahoo

14.10.10

La sombra fea

Te veo sombra reflejada en la tierra, respiro con el vientre y al momento ya empiezas a buscar la comunicación conmigo, tu interior oscuro tiembla ligeramente y te apropias de las piedrecitas y las formas del suelo para mostrarme tus rostros y tus personajes, te veo sonreir...
Me sobrecojo, se me encoge el estómago, me siento perdida cuando veo tu perfil plano sin formas sinuosas, los hombros encajados en un cuerpo... ¡yo no soy así! ¿otra de tus bromas? me muestras lo fea que eres, ¿lo que fea que soy yo? me gusta mirarme en el espejo y ver el brillo de mis ojos... pero tú, tu hoy eres una masa oscura sin atisbo de forma como si fueras un indeseable monstruo deforme... ¿para que me muestras esto? ¿para que me sirve este rechazo, esta inseguridad, esta falta de aceptación y esta rabia?
Toma la rabia, me dice mi sombra con su voz silenciosa, y no pienses, no te juzgues, utiliza la rabia para entrar en esta fealdad y explórala como una niña, la fealdad externa te empuja a mirar hacia dentro, si tienes belleza externa te conformas con muy poco, entra dentro de lo que no gusta, déjate tocar por lo que estás evitando, y dime ¿qué estás evitando realmente?¿qué escuchas de tu fealdad?
Mi fealdad me dice que no me conforme con la vanidad, que busque mi verdadera creatividad donde lo feo y lo bello son lo mismo.

12.10.10

Yo te saludo, mi sombra

Estás reflejada en el suelo que yo piso, frente a mi, ahora quiero mirarte como en un juego de niños, aunque poco a poco empiezo a percibir tu propia presencia y comprendo que este diálogo no es una fantasía.
Tu eres una parte de mi, misteriosa, y abro mi visión y empiezo a ver algunos rostros en tu color oscuro... ahora siento miedo de la brutalidad, como si fueras un ser de piedra gigante que pudiera aplastarme como una montaña... ahora me hablas, tienes miedo de tu fuerza, me dices, y crees que yo te voy a aplastar, te ríes de mi como una abuela sabia con su nieta inexperta... tú eres fuerte como una montaña, como las rocas de una montaña.... pero pregúntate ¿qué quieres hacer con tu fuerza? ¿quieres huir de ella como si un gigante de piedra te persiguiera en tu peor pesadilla?¿o quieres tomarla y acogerla en tu vida consciente?